miércoles, 1 de julio de 2009

Demasiada santidad



Los santos también ambicionan


Viejo cliché nos resulta eso de “se puede jugar bien o mal, pero siempre se debe entregar todo en la cancha”. Asimismo, no deja de ser común la frase “se puede jugar bien o mal, pero siempre respetando una misma idea de juego”…Y la lista continua con otras frases que no son sino, para mi, buenas excusas ante la derrota.
Creo encontrar una relación negativa entre el ejemplar equipo de la Universidad San Martín De Porres y aquellas frases.

El equipo santo es una institución sólida, manejada con gestión empresarial y su equipo de fútbol ha sido consecuencia directa de un buen trabajo integral. Sus dos títulos nacionales en seis años de existencia lo demuestran. Pero también es cierto que ser ´bueno´ en el fútbol peruano no equivale a ser el mejor del mundo. Resulta, entonces, la San Martín como una isla en una casi total mediocridad. Con ello, sostengo, puede ocurrir una suerte de aburguesamiento conjunto del equipo, que cree que solo es cuestión de tiempo para volver a ganar y ser nuevamente protagonista del campeonato.
Es verdad, la San Martín volverá a ganar y recuperará su protagonismo. Eso es predecible. Por tanto, debe mostrar su éxito como institución por sus avances a nivel internacional y no placerse en los engañosos viejos clichés de siempre.

Todo esto dicho ante la derrota del equipo santo frente a Universitario y, en general, por el mal campeonato que viene realizando la universidad.
Está muy bien que juegue siempre ordenado, con ideas claras y que todos sus jugadores tengan insertado el ¨chip¨ de la entrega constante. Pero eso es lo básico que los jugadores de un equipo profesional deben tener. Ello debe ser inherente a cada jugador y a estas alturas debiera ser una cuestión enteramente tácita, puesto que son profesionales y además reciben sueldos muy por encima del promedio.

Entonces, ¿qué hacer para jugar bien, entregarlo todo y ganar? Creo que la San Martín, tras seis años de correcta gestión, debe cambiar de estándares de éxito y que ahora estén
centrados en los triunfos. No se trata de ganar como sea y que los medios para alcanzarlo no importan, sino que el equipo santo ya ha demostrado sobradamente que sabe cómo ganar. Ahora debe hacerlo y con ello alejar esos dichos que solo hacen relativizar cada vez más lo que es el éxito.

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